Cine al aire libre: «Negra Blanca» en el Campo de la Cebada

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Este jueves 17 de julio en el Campo de la Cebada de Madrid se realizará la primera proyección en la capital de la última película colectiva en cuya producción ha participado Helena de Llanos, directora de la película La mitad de todo (2012). La película, titulada Negra Blanca se realizó íntegramente en Blanca (Murcia) y en su producción participaron los habitantes de dicha localidad. Un interesante experimento que no se pueden perder.

La proyección se realizará a las 21.45h. ¡Les esperamos!

rio de jaNeiro. a pedRa do sal

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La sal ha sido y continúa siendo de gran importancia para muchas civilizaciones (también para algunos grupos más pequeños). En Río de Janeiro hasta cambió el nombre de una plaza. La llamada Pedra da Prainha pasó a llamarse Pedra do Sal al convertirse en el lugar donde los estibadores descargaban la sal traída del puerto. La esclavitud había llevado a un grupo de negros procedentes de Bahía a instalarse en la zona. Con ellos venía su cultura, su religión (candomblé) y su música. Ellos hicieron de la Pedra do Sal un lugar sagrado y de resistencia cultural que supo sobrevivir con éxito a las persecuciones. Por esto, hoy la única descarga que queda es la musical (bueno, a veces la de la lluvia también) y a ella se puede sumar cualquiera al que le apetezca formar parte de la roda de samba que todos los lunes y viernes por la noche llena la plaza.

La música entonces subvierte la cultura oficial, recupera el ambiente de aquellos tiempos para poner en primer plano las raíces populares de la identidad brasileña. A la base de surdo, cavaquinho, violão, rebolo, cuica, pandeiros, tambourims… le acompañan las letras de toda la plaza cantando las sambas más conocidas. Así, la música deja de pertenecer a una élite privilegiada y vuelve a sus orígenes, a las calles, a las plazas, se convierte en un punto de unión entre las personas y un medio de comunicación por el que se canalizan toda una cultura bien presente en ese Brasil del que tan poco se habla.

traNsición y tráNsito, por TomáS seGovia

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En abril de 2010 se celebraron en la UAM (Madrid) las IX Jornadas sobre la Cultura de la República, en las que se reflexionaba sobre cómo se construiría una hipotética III República. Entre las personas que intervinieron se encontraba el poeta Tomás Segovia. En un día como este, compartimos con ustedes parte de su ponencia.

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[…] Es claro por ejemplo que las democracias que surgieron de la descolonización después de la Segunda Guerra Mundial quedaron fuertemente marcadas por su origen, y tienen todas, la que más y la que menos, un aire de familia que las hace distinguibles a primera vista de las democracias occidentales surgidas en la estela de la Revolución Francesa. También son peculiares las repúblicas latinoamericanas nacidas de una múltiple guerra de independencia, y tener que organizar una transición a la democracia desde un virreinato no parece ser mucho más fácil que desde una dictadura fascista.

Cuando empezaba a rumiar estas ideas me vinieron a la cabeza unos versos del poeta mexicano Gilberto Owen, que yo recordaba así: «Pues no hubo, no hubo / quien cerrara mis ojos a la hora de mi tránsito». Pronto verifiqué que mi memoria es útil pero no exacta; Owen dice en realidad «…a la hora de mi paso». Mi error era relativamente perdonable: «paso» y «tránsito» pueden ser sinónimos en ciertos contextos. Lo que esos versos me sugerían es que a España, en cambio, sobró quien le cerrara los ojos a la hora de su transición. Ya puesto en eso, caí en la tentación del tic más inconfesable de un escritor: mirar en el diccionario. Curiosamente, la muy Real y democrática Academia Española no relaciona «transición» con tránsito, pero sí, justamente, con «paso»: da como primera acepción «Acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto», y como segunda «Paso más o menos rápido de una prueba, idea o materia a otra, en discursos o escritos». Sin embargo, entre las acepciones de «tránsito» la docta Academia sí admite «paso»: su tercera acepción es justamente «Paso, sitio por donde se pasa de un lugar a otro», y la sexta «Paso de un estado o empleo a otro», que, como ven, es casi exactamente la primera acepción de «Transición». Sin embargo, solo en el 19º lugar aparece en «Paso» la acepción de «Trance de la muerte», que es como lo entiende Owen. En cuanto a la definición académica de «tránsito», las dos primeras acepciones se refieren por supuesto al tráfico de vehículos, y solo en séptimo lugar aparece una acepción en el sentido de «muerte». Pero no de cualquier muerte, faltaba más: «tránsito», según el diccionario de la Academia, es «Muerte de las personas santas y justas, o que han dejado buena opinión con su virtuosa vida, y muy especialmente se usa hablando de la muerte de la Virgen María». Y en octavo lugar, «tránsito» es «Fiesta que en honor de la Virgen celebra anualmente la Iglesia el día 15 de agosto».

¿No les digo? La santa Academia, con la pura expresividad de su peculiar estilo, ilustraba sugestivamente lo que yo estaba rumiando. Para poder meternos así por las narices a la santa Virgen María, con la fecha de su fiesta encima, en el diccionario oficial de una democracia laica, obvio instrumento, antes que todo, de la educación de las masas, tienen que haberle cerrado bien cerrados los ojos a la santa Academia en su santo tránsito o su profana transición. Pero si la Academia propone que una transición es un paso pero no un tránsito, no creo que sea para evitar que la confundamos con una muerte tan virtuosa como irreversible, sino más probablemente porque piensa que en la idea de transición lo que hay que subrayar es la idea de un cambio, término que utiliza justamente en su tercera acepción, más que la idea de un traslado.

De este paseo por los vericuetos de la lexicografía algo podremos retener para nuestra reflexión, pero por lo pronto es hora de volver a nuestro tema. Lo que yo pienso es que una Tercera República Española implicaría probablemente una transición desde una monarquía. Es natural que nos parezca menos peligrosa, como dije antes, una transición a partir de una monarquía parlamentaria que a partir de una dictadura fascista. Pero más nos valdrá tener cuidado, si llega a darse el caso, porque todo parece indicar que la transición anterior confió demasiado en que el pacto de silencio aceptado entonces no envenenaría incurablemente a la nueva democracia. Ahora vemos con toda claridad que ese pacto nos ha traído a la situación presente, que hace que ante el resto del mundo dé vergüenza ser español. Si una Tercera República pacta con su predecesora monárquica la impunidad e inamovilidad de toda la podredumbre que pueda heredar de ella, volveríamos a vivir lo que estamos viviendo estos días. Durante demasiado tiempo los españoles, incluso los más informados y reflexivos, se jactaron de que su transición había sido modélica, como la llamaban. Ahora vemos que fue vergonzosamente pacata y cobarde. La misma ONU se lo dijo, pero durante largos años nadie en España quiso darse por enterado de que los países civilizados consideraban bárbara la voluntad española de echar un velo sobre los crímenes contra la humanidad. Todavía hoy no vemos que se juzgue a esos jueces bárbaros, que parecen sin embargo ponernos ante este dilema: o están prevaricando, o España no pertenece a la ONU.

Lo que esto significa es que España sigue estando tan aislada del mundo que la rodea como en tiempos de Franco. Si una Tercera República aceptara una transición mal hecha, seguiría estando igualmente aislada del mundo democrático. Seguiría coqueteando tramposamente, como buen paisito pintoresco y turístico, con aquello de Spain is different. Seguiría siendo esa democracia efectivamente diferente y bastante incomprensible donde los corruptos son exonerados y protegidos por unos magistrados sesgadamente irracionales y donde los partidos y grupos fascistas pueden sentar en el banquillo a quien se atreva a asomarse a los crímenes que esconden. ¿Merece eso llamarse transición? Recordemos la definición del diccionario: «Acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto». No sé si podemos creer en serio que España ha pasado a un modo de estar distinto, pero desde luego es claro que su modo de ser sigue siendo el mismo. El mismo en acción y efecto, ya lo vemos. Digamos también que eso del «modo de estar» no parece una expresión muy clara, pero forzando un poco las cosas, podemos pensar que estar en democracia es un modo de estar distinto de estar en dictadura. En ese caso no tendremos más remedio que concluir que diferentes modos de estar pueden albergar un mismo modo de ser. Sutilezas de la lengua española, porque también Spanish is Different. Nadie nos negará que en el modo de estar democrático, los jueces bárbaros, los empresarios y políticos corruptos, los partidos y grupos fascistas, bastante más de la mitad de los periódicos y casi otro tanto de las cadenas de televisión y el público seguidor de esos medios de comunicación, además de la mayoría de los taxistas, de las señoras con abrigos de pieles y los señores con abrigos de paño austriacos, entre muchos otros ciudadanos, siguen teniendo el mismo modo de ser que en el modo de estar dictatorial.

Una Tercera República que no barriera de la palestra a esos jueces y a esos partidos fascistas, que no limitara los estropicios de la televisión y la prensa panfletaria y no vigilara la complicidad corrupta de empresarios y políticos, o sea, una República nacida de una transición como la que ya hubo, nacería gravemente baldada. Porque una cosa me parece, a mí por lo menos, perfectamente clara: una democracia no puede ser una transición de una dictadura, y ni siquiera una república de una monarquía. Toda verdadera democracia real e histórica se ha fundado siempre en la ruptura, el repudio y el rechazo de todo régimen autoritario.

NOTA: Pueden descargarse esta y demás conferencias de los años I a X en este enlace y aquí los años I-VI; los VII a X serán publicados próximamente por el Servicio de Publicaciones de la UAM

 

El 14 de abril de 1931 las mujeres…

…empezaron a ocupar los espacios públicos como nunca antes lo habían hecho. Lo que ellas construyeron pronto se recogió en nuevas leyes que reflejaban un mundo más habitable para ellas, para nosotras. Más allá de las intelectuales, de las Residencias de Señoritas, de los Lyceum Club, de la copia de una estética liberalizadora venida de los Estados Unidos, más allá de Maruja Mallo, de Margarita Nelken, Victoria Kent, María Lejárraga, e incluso de Clara Campoamor, la masa de todas las mujeres que irrumpieron con sus magisterios en las zonas rurales, las que se organizaron en las fábricas, las jóvenes que trabajaron en los órganos políticis, las que nunca son estudiadas ni nombradas fueron sobre todo quienes hicieron de 1931 a 1936 una época de emancipación, de vanguardia que hoy día sirve de modelo para las luchas presentes.

Tal y como nos dejó encargado Julia Conesa, a quien el franquismo fusiló y convirtió en una de las trece rosas, el nombre de ninguna de ellas será ya borrado de la Historia; tampoco sus logros.

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 Primera promoción de funcionarias de prisiones

espaÑa va a caMbiar. defeNdella y no enmEndalla II

Siglo XIX

«En el mismo año dos hermanos, hijos también de Orbajosa y llamados Juan y Rodrigo González del Arco, se embarcaron en los seis navíos que salieron de Maestrique el 20 de Febrero y que a la altura de Calais toparon con un navío inglés, y los flamencos que mandaba Van Owen…». En fin, fue aquello una importante hazaña de nuestra marina. He descubierto que un orbajosense, un tal Mateo Díaz Coronel, alférez de la Guardia, fue el que escribió en 1709 y dio a la estampa en Valencia el Métrico encomio, fúnebre canto, lírico elogio, descripción numérica, gloriosas fatigas, angustiadas glorias de la Reina de los Ángeles. Poseo un preciosísimo ejemplar de esta obra, que vale un Perú… Otro orbajosense es autor de aquel famoso Tractado de las diversas suertes de la Gineta, que enseñé a Vd. ayer; y en resumen, no doy un paso por el laberinto de la historia inédita sin tropezar con algún paisano ilustre. Yo pienso sacar todos esos nombres de la injusta oscuridad y olvido en que yacen. ¡Qué goce tan puro, querido Pepe, es devolver todo su lustre a las glorias, ora épicas, ora literarias del país en que hemos nacido! Ni qué mejor empleo puede dar un hombre al escaso entendimiento que del cielo recibiera, a la fortuna heredada y al tiempo breve con que puede contar en el mundo la más dilatada existencia… Gracias a mí, se verá que Orbajosa es ilustre cuna del genio español. Pero ¿qué digo? ¿No se conoce bien su prosapia ilustre en la nobleza, en la hidalguía de la actual generación urbsaugustana? Pocas localidades conocemos en que crezcan con más lozanía las plantas y arbustos de todas las virtudes, libres de la maléfica yerba de los vicios. Aquí todo es paz, mutuo respeto, humildad cristiana. La caridad se practica aquí como en los mejores tiempos evangélicos; aquí no se conoce la envidia, aquí no se conocen las pasiones criminales; y si oye hablar Vd. de ladrones y asesinos, tenga por seguro que no son hijos de esta noble tierra, o que pertenecen al número de los infelices pervertidos por las predicaciones demagógicas. Aquí verá Vd. el carácter nacional en toda su pureza, recto, hidalgo, incorruptible, puro, sencillo, patriarcal, hospitalario, generoso… Por eso gusto tanto de vivir en esta pacífica soledad, lejos del laberinto de las ciudades, donde reinan ¡ay!, la falsedad y el vicio. Por eso no han podido sacarme de aquí los muchos amigos que tengo en Madrid; por eso vivo en la dulce compañía de mis leales paisanos y de mis libros, respirando sin cesar esta salutífera atmósfera de honradez, que se va poco a poco reduciendo en nuestra España, y sólo existe en las humildes y cristianas ciudades que con las emanaciones de sus virtudes saben conservarla. Y no crea Vd., este sosegado aislamiento ha contribuido mucho, queridísimo Pepe, a librarme de la terrible enfermedad connaturalizada en mi familia. En mi juventud, yo, lo mismo que mis hermanos y padre, padecía lamentable propensión a las más absurdas manías; pero aquí me tiene Vd. tan pasmosamente curado de ellas, que no conozco la existencia de tal enfermedad sino cuando la veo en los demás. Por eso mi sobrinilla me tiene tan inquieto.

Benito Pérez Galdós, Doña Perfecta, 1876

del consenso, el aDoctrinamiento y la coCina

La protesta como parte de la democracia y como derecho propio de una sociedad libre es una idea de la que se echa mano constantemente (sobre todo cuando alguien intenta desacreditarla). Sin embargo, hasta para eso existen una serie de reglas pactadas tácitamente por la sociedad que limitan tiempo, espacio y validez de dicha protesta.

En el ámbito artístico tales límites resultan bien visibles y sobrepasarlos es correr riesgo de “censura”. Existe más que una tendencia un “consenso” sobre el deber que tiene un artista de apartar la protesta de su obra. Y ya ni hablemos de mostrar una postura política. No son el cine, ni el teatro, ni la poesía, ni la música… espacios en los que apetezca ver de manera explícita ningún contenido de este tipo. Para eso ya tenemos otros lugares (¿?). Mucho peor se pone la cosa cuando se trata de cocina. Si no que se lo digan a Txaber Allue, El Cocinero Fiel, que el día que se le ocurrió recomendar no votar a Rajoy tras una receta de estofado de sepia ardieron el youtube y su blog.

O cuando, tras percibir –dice él mismo- “un intento de recuperar la imagen del miserable de Franco” en estos tiempos, celebró su muerte con un salmón + salsa ravigote (hecha, por cierto, con la receta sacada del Manual de cocina de la sección femenina de la Falange), que completó con un finísimo vídeo en el que recordaba el famoso “Dadle café, mucho café” falangista.

A él le llamó la atención que muchos de los comentarios que se le hicieron en la primera de las entradas criticaran el vídeo por haber unido cocina con política. Y es que se le sugería, pedía y a veces hasta se le exigía que tratara esos temas en otras partes. Algunos, en la entrada del estofado, le acusaban incluso de adoctrinamiento…

¿Sería este el “consenso” de la sociedad civil gramsciana?

A mí me llamó la atención, sin embargo, que de todos los comentarios solo uno hiciera alusión a la abstención como práctica política válida y que no creara ningún impacto, ni polémica. Como tampoco la crean otros vídeos en que, por ejemplo, defiende y elogia a la conocida bloggera cubana Yoani Sánchez  que ha recibido reconocimientos por parte de la CNN, la revista Time y hasta de Barak Obama; también El País, donde colabora, le otorgó el premio Ortega y Gasset en 2008, dato que me acaba de recordar al post que Daniel Plotkin publicó en esta web hace cosa de un año.  ¿“Consenso” también?

No parece que el problema sea hablar explícitamente de política, sino desde qué postura ideológica se está haciendo, si esta es aceptada o no por quien recibe el mensaje. Mencionar a Rajoy, a Franco, a Queipo de Llano, a la Falange… resulta polémico para nuestra sociedad, es provocador y motiva el debate, el insulto, etc., crea una reacción social. Elogiar a Yoani Sánchez no tiene ningún efecto. Ahora, entonces, pienso en el adoctrinamiento…

L.R.

aLejaNdro saWa. autorretRato

Yo soy el otro: quiero decir, alguien que no soy yo mismo. ¿Que esto es un galimatías? Me explicaré. Yo soy por dentro un hombre radicalmente distinto a como quisiera ser, y por fuera, en mi vida de relación, en mis manifestaciones externas, la caricatura, no siempre gallarda, de mí mismo.

Soy un hombre enamorado del vivir, y que ordinariamente está triste. Suenan campanas en mi interior llamando a la práctica de todos los cultos, y me muestro generalmente  escéptico. Con frecuencia mis oraciones íntimas, que ledamente yo a mí mismo me susurro, rematan en blasfemias que, al salir de mi boca, revientan con estruendo.

Yo soy el otro.

En grave perplejidad me pondría quien me preguntara por la prosapia de mis ideas. Yo las cojo a brazadas, como las flores un alquimista de perfumes, por todos los jardines de la ideología, y poco me importa el veneno de sus jugos, si huelen bien y con el esplendor de sus tonos me sirven para alegrar la vida. Las ideas-rosas, las ideas-tulipanes, las ideas-magnolias las uso para decorar mis faustos interiores, pero no por eso reniego de cardos y ortigas, que me sirven por contraste para amar con mayores arrebatos las florescencias bellas de la vida.

Quiero al pueblo y odio a la democracia. ¿Habrá también galimatías en esto? Está visto que a cada instante he de volver sobre mis palabras para hializar su alcance. Pero yo he querido decir que no concibo en política sistema de gobierno tan absurdo como aquel que reposa sobre la mayoría, hecha bloque, de las ignorancias.

En los días de sol leo a Hobbes y Schopenhauer, para no abrazar a toda la gente con quien me topo por las calles. Como un elemento químico circula entonces el amor por la sangre de mis venas. Y nada parece más fácil a mi mentalidad en esos días, que abarcar entre mis brazos a la humanidad entera. Nacido en un país de brumas, en Inglaterra, yo sería malo quizás.

He nacido en Sevilla, va ya para cuarenta años, y me he criado en Málaga. Mis primeros tiempos de vida madrileña fueron estupendos de vulgaridad —¿por qué no he de decirlo?— y de grandeza. Un día de invierno en que Pi y Margall me ungió con su diestra reverenda, concediéndome jerarquía intelectual, me quedé a dormir en el hueco de una escalera por no encontrar sitio menos agresivo en que cobijarme. Sé muchas cosas del país Miseria; pero creo que no habría de sentirme completamente extranjero viajando por las inmensidades estrelladas. Véome vestido con un ropón negro de orfandad cuando recuerdo aquel periodo; pero yo llevaba por dentro mis galas. Eso me basta para mitigar el horror de algunas rememoraciones…

En poco más de dos años publiqué, atropelladamente, seis libros, de entre los que recuerdo, sin mortales remordimientos, Crimen legal, Noche, Declaración de un vencido y La mujer de todo el mundo. Luego mi vida transcurrió fuera de España —en París generalmente—, y a esa porción de tiempo corresponden los bellos días en que vivir me fue dulce. Poseo un soneto inédito de Verlaine, y creo con Cándido que todas las utopías generosas de hoy, podrán ser las verdades incontrovertibles de mañana.

Pero basta.

Yo soy el otro.

Alejandro Sawa, Alma española, 3 de enero de 1904

Cildo Meireles en Madrid

atlas meirelesNo deben perderse la exposición del artista brasileño Cildo Meireles (Río de Janeiro, 1948) en el Palacio de Velázquez, que es un anexo del Museo Reina Sofía, en el parque del Retiro de Madrid. Estará desde el 24 de mayo hasta el 29 de septiembre de este año, y merece mucho la pena.

La fotografía utilizada por el museo para la difusión y presentación de la muestra es bastante llamativa. Meireles aparece “haciendo el pino” o “parado de cabeza”, sobre una obra del artista italiano Piero Manzoni. Se trata de un homenaje al italiano, que invirtió el clásico pedestal para las estatuas, socle du monde - manzoniponiendo el nombre de la “estatua” al revés: Socle du monde (algo como La base del mundo), y convirtiendo, así, al globo terráqueo en su propia y singular estatua. Manzoni a su vez estaba homenajeando a Galileo. Meireles, en el año 2007, crea una obra de la obra de Manzoni, y titula esa imagen de sí mismo invertido sobre el pedestal de la tierra así: Atlas.

En efecto, Meireles tiene un poco de Atlas sujetando el mundo, si pudiéramos interpretar así zero dollarsu crítica feroz a tantos problemas de la sociedad en que vivimos. Lo vemos en su creación de los billetes de cero dólares (zero dollar), y las monedas de cero centavos. O en los famosos mensajes ocultos que grababa en las botellas de coca cola antes de ponerlas de nuevo en circulación en el mercado.

La obra Abajur (1997-2010) dejará sin respiración a más de un visitante. Se trata de una instalación compuesta por una especie de lámpara enorme que muestra una imagen móvil del mar, con un gran velero, también móvil, que se activa solo cuando las cuatro personas que se encuentran debajo le dan vueltas con su propia fuerza. La exposición tan clara de la esclavitud contrasta de manera inquietante con la belleza de la imagen del mar y del barco, ambientada con sonidos intermitentes de gaviotas.

01-Meireles-Abajur

Les dejamos aquí algo de la información que ofrece el Museo Reina Sofía en el folleto de la muestra, que pueden consultar completo aquí:

“Muchas de las obras presentadas en la exposición son un comentario crítico sobre los conceptos de territorio, cuestionando la Historia como narrativa de una dominación colonial, como se puede constatar en las instalaciones Abajur, Olvido o Amerikkka, que se muestra ahora por primera vez. La construcción de la singularidad de estas obras a partir de la naturaleza cuantitativa del mundo es una experiencia física: Olvido, por ejemplo, presenta un tipi indio, realizado con 6.000 billetes de banco de todos los países americanos, sobre 3 toneladas de huesos e instalado en el centro de un círculo formado por 69.300 velas; en Amerikkka, un suelo de 20.050 huevos de madera se encuentra bajo un techo de 76.150 balas; en Marulho, más de 17.000 libros con fotografías del agua marina construyen una representación del océano. Para contextualizar estas obras, la exposición presenta también otras series históricas de Cildo Meireles que interrogan conceptos de territorio, de valor y de objeto artístico, como Arte física o Inserciones en circuitos ideológicos”.

Entre la deCadencia y las leCturas – Mauro Cadove

De, la, que, el, en, y, a, los, se, del, las, un, por, con, no. De las 154.212.661 palabras (ciento cincuenta y cuatro millones doscientas doce mil seiscientas sesenta y una) que recoge el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), las quince más frecuentes en español son monosílabas. Y además solo hay una que, en rigor, signifique algo. No.

Nos lo explicaron en la facultad el día de la productividad léxica y las clases abiertas y cerradas de palabras. Pasan los años y hemos inventado cibersexo, chatear, tuiteable o wikipédicamente, pero de primeras no parece posible hacer lo mismo con preposiciones, conjunciones o determinantes. Nos dijeron —y nos lo creímos—que estas palabras tan pequeñas y tan vacías de significado son las que definen nuestro idioma, las que utilizamos constantemente sin darnos cuenta de que lo hacemos; las que nos sostienen. Que lo más importante que tenemos es lo que no quiere decir nada, en suma. Y ahora, mirando esa lista, vemos que sí, que era verdad.

Otro día, tal vez en otra asignatura, nos contaron que la mayor parte de las palabras más frecuentes en nuestro idioma son monosílabas por una mera cuestión de interés o de optimización: si vamos a estar repitiendo todo el rato lo mismo, más nos vale que por lo menos sea breve. No tendría sentido emplear preposiciones de cuatro sílabas: qué largo. Y parece que la lista del CREA también confirma este supuesto.

Volviendo allí, vemos que, en los lugares de honor, bisílabos hay pocos. De las veinte primeras formas, solo una (16) y para (18), a las que siguen como (22) y pero (25); a partir de sobre (32), que añade a lo prepositivo lo sustantivo, ya hay muchas más. Los trisílabos vienen un poco más tarde: prescindiendo de tonicidades y cuestiones métricas y considerando también (42) como bisílabo, entonces el primero es había (44), seguido de lejos por ahora (73), gobierno (86), durante (88), estado (104) y general (111), que es el militar que todos llevamos dentro; o sea: que juega en dos clases.

Es por ahí por donde aparecen los tetrasílabos: apenas dos docenas entre las quinientas primeras palabras, pero muy interesantes: presidente (115), política (152), importante (227), desarrollo (229), realidad (231), información (262), todavía (270), seguridad (314), mayoría (332), político (356), española (365), condiciones (366), policía (373), Barcelona (413), diferentes (416), relaciones (423), movimiento (460), actividad (464), resultados (482), educación (483), capacidad (486), necesario (488), comunidad (495) y necesidad (496). Se podría escribir un libro sobre estas veinticuatro voces, juntas o agrupadas en pequeños subconjuntos; por lo pronto, y visto lo visto, cabe suponer que cuando lleguen los próximos recuentos la mayor parte de ellas habrá escalado unas cuantas posiciones, como hace Amancio Ortega en cada edición de la lista Forbes.

Para quien busque respuestas, es revelador ojear la lista y comprobar que el poder (166) está situado exactamente entre nunca y aquí, y la casa (122) entre hacia y ellos; que el hombre (135, entre España y están) sigue por encima de la mujer (181, entre fueron y frente) en esta sociedad machista (22.546, entre inspirados y neandertales); que la mentira (3471) separa la guerrilla de la tranquilidad, y que la pelea (4663) tiene que ver con (porque afecta a) libertades y escolares.

Pero no tan deprisa: no hay que olvidar que la mitad de los datos del CREA (que arrancan de 1975) proceden de España. Este desequilibrado equilibrio se corregirá en parte cuando llegue el Corpus del Español del Siglo XXI, que parece optará por un cambio de porcentajes, aun así todavía poco representativo (30% para España, 70% para América). Tal vez de ese modo disminuyan ciertas distancias, como las seis mil y pico posiciones que median entre Madrid (140, entre lugar y nacional) y Montevideo (6404, entre trozo y relevante), por ejemplo. Y probablemente se diluyan un poco palabras que no lo son y que sin embargo están bastante arriba, como PSOE (772, entre sola y lejos) o PP (898, entre presenta y revolución).

El Corpus (10.355, entre arresto y funeral) es un proyecto de la Academia (2377, entre cuesta y mando) en colaboración con el Santander (3534, entre renta y misa), sellado aquí con un apretón de manos entre Víctor García de la Concha (5296, entre ajena y meter) y Emilio Botín (9230, entre vocal y divisa), director y presidente respectivos de la una y de lo otro.

Mauro Cadove

mujEr, despiErta

En plena Revolución Francesa, la ilustrada y comprometida Olympe de Gouges escribía, con dedicatoria a la reina María Antonieta, la Declaración de los derechos de la mujer y ciudadanía. Este texto político no solo dejaba ver las brechas de la reciente Declaración de los derechos del hombre, sino que proponía un nuevo contrato social entre ambos sexos como solución a un conflicto que los defensores de la libertad, la igualdad, la fraternidad… «habían pasado por alto». Su reivindicación dignifica a las mujeres y obliga a que su voz ya no pueda ser expulsada de la Historia. Hoy seguimos contribuyendo a que no deje de ser así.

DECLARACIÓN DE DERECHOS DE LA MUJER Y DE LA CIUDADANÍA

EPÍLOGO

Mujer, despierta; el rebato de la razón se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos. El poderoso imperio de la Naturaleza ya no está rodeado de prejuicios, de fanatismo, de superstición y ni de mentiras. La llama de la verdad ha disipado todas las nubes de la necedad y de la usurpación. El esclavo ha duplicado sus fuerzas y ha tenido necesidad de recurrir a las tuyas para romper sus cadenas. Una vez en libertad, ha sido injusto con su compañera. ¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuando dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución? Un desprecio más patente, un desdén más marcado. En los siglos corruptos solo habéis reinado sobre las debilidades de los hombres. Vuestro imperio está destruido. ¿Qué os queda? La convicción de la injusticia de los hombres. La reclamación de vuestro patrimonio que se funda en los sabios decretos de la Naturaleza. ¿Qué dudas tenéis ante tan bella empresa? ¿Las buenas palabras del legislador de las bodas de Caná? ¿Teméis que nuestros legisladores frnaceses, correctores de esa moral lago tiempo sistentada de lass ramas de la política que ya no está en vigor os diga: ¿mujeres, qué tenemos en comunún vosotras y nosotros? Todo, tendríais que responder, si ellos se obstinaran, a causa de su debilidad, en ser inconsecuentes y entrar en contradicción con sus principios. Oponed valerosamente la fuerza de la razón a las vanas pretensiones de su superioridad; reuníos bajo el estandarte de la filosofía […]. Cualesquiera que sean las barreras que se os opongan, está en vuestro poder franquearlas, solo tenéis que proponéroslo.